Turandot, Ópera de G. Puccini

La salud de Giacomo Puccini estaba en declive cuando empezó a trabajar en Turandot, ópera que acabaría siendo su gran obra final. Una infructuosa operación de garganta puso fin súbitamente a la vida del maestro, pero su última composición rebosa alegría y creatividad, lo que hizo que esta ópera se convirtiera en un éxito duradero. Turandot cobra vida una vez más esta temporada en el escenario del Gran Teatro La Fenice.
Puccini ya había tratado los temas del Lejano Oriente en Madama Butterfly. Así, cuando empezó a trabajar en Turandot, la historia de una cruel princesa china, su vocabulario musical estaba bien desarrollado y listo para transportar al público al escenario de otro mundo. La partitura de la ópera brilla por su calidad impresionista y por la belleza de sus melodías, que convierten a esta obra en una de las mejores de Puccini.
Turandot es el nombre de una princesa china vanidosa y sanguinaria que pone a prueba a sus pretendientes: para obtener su mano, éstos deben resolver tres acertijos. La primera respuesta errónea supone su inmediata ejecución. A su paso por el reino de Turandot, el príncipe Calaf se indigna ante la inhumanidad de la princesa, hasta el momento en que pone sus ojos sobre ella. Perdidamente enamorado, acepta el desafío y responde correctamente a los tres enigmas.
Turandot, escandalizada, se niega a casarse con Calaf. Para conquistarla, éste le propone ahora una prueba a ella: si descubre su verdadero nombre antes del amanecer, el matrimonio se cancelará y él morirá. La abnegación del príncipe derrite el corazón de hielo de Turandot. Al amanecer, ella anuncia que sabe su nombre: es Amor.
Puccini, lamentablemente, falleció antes de completar la partitura de Turandot, y fue Franco Alfano quien terminó el Acto III basándose en las notas del maestro. Durante el emotivo estreno, que tuvo lugar en el Teatro alla Scala de Milán el 25 de abril de 1926, el director de orquesta Arturo Toscanini detuvo la ópera en el punto exacto en el que Puccini la había dejado. Turandot sigue siendo una de las más grandes obras del maestro, y en ella encontramos Nessun dorma, una fuerte candidata a mejor aria para tenor del repertorio operístico.