Grieg / Schumann, Louis Lortie

Dotado de un talento único al piano y de una contagiosa sensibilidad para las obras de los románticos, el pianista y director de orquesta francocanadiense Louis Lortie se ha forjado un prestigio en la escena internacional. Hasta hace poco maestro residente en la Capilla Musical Reina Elisabeth de Waterloo (Bélgica), ha dirigido y acompañado al piano a muchas de las principales orquestas del mundo, como durante sus representaciones en Canadá, Europa, Inglaterra, Australia y Estados Unidos. En el Teatro Malibran de Venecia, Lortie asume el doble papel de director y solista al piano y dirige la orquesta de La Fenice a través de dos conciertos para piano, uno de Edvard Grieg y otro de Robert Schumann. Interpretadas una detrás de otra e impregnadas de su estilo único, estas piezas casi se funden, creando una experiencia musical singular.
Escrito en 1868, el Concierto para piano en la menor, Op 16 de Edvard Grieg ocupa un lugar especial en el repertorio del compositor escandinavo. A día de hoy, sigue siendo una de sus obras más populares. El redoble de timbales de la obertura y los explosivos descensos del piano han entrado en la cultura popular. Habiendo sido siempre un maestro del contraste, Grieg cambia rápidamente de cadencia e introduce un tema menor más suave, que desarrolla a un ritmo tranquilo y constante. A lo largo de todo el concierto, la dinámica y los tempos siguen cambiando sin esfuerzo, y encontramos exuberantes florituras al piano intercaladas entre fluidos temas de cuerda. El único concierto para piano de Grieg ofrece un terreno fértil para que los pianistas hábiles muestren su carácter, y el de Louis Lortie seguramente les deslumbrará.
Es natural combinar la obra de Grieg con el Concierto para piano en la menor, Op 54 de Robert Schumann, dado que las dos piezas comparten mucho más que su clave. El concierto de Schumann, estrenado el 4 de diciembre de 1845 en Dresde, influenció mucho en Grieg. Las similitudes entre las dos obras son evidentes, desde los cambios de tiempos que fluyen libremente hasta la secuencia de obertura en forte con un motivo descendente severo de piano. Schumann escribió este único concierto para piano, y su propia esposa, Clara Schumann, una virtuosa con una carrera musical también estelar, fue la solista en el estreno y en las actuaciones posteriores. Su música es una acertada representación del camino que recorren dos amantes, uno hacia el otro, superando los obstáculos sociales y personales, luchando contra todo pero saliendo finalmente triunfantes. Los conciertos para piano de Grieg y Schumann, repletos de temas reconocibles y de una emoción pura y melancólica, forman una pareja perfecta para pasar una maravillosa velada con Louis Lortie y la orquesta de La Fenice en el Teatro Malibran.