Cavalleria rusticana, Ópera de P. Mascagni

El estilo característico del verismo, o “realismo”, apareció en la ópera italiana a finales del siglo XIX. Si bien sus argumentos eran con frecuencia dramáticos hasta el extremo, este nuevo principio artístico se dedicó a presentar la acción casi en tiempo real y a mantener las interacciones y los personajes lo más verosímiles posible. Cavalleria rusticana, de Pietro Mascagni, es uno de los ejemplos más antiguos y brillantes del movimiento verista. Esta ópera se convirtió instantáneamente en parte del repertorio estándar desde su exitoso estreno el 17 de mayo de 1890 en el Teatro Costanzi de Roma. A pesar de que la sala estaba medio vacía, los asistentes se aseguraron de difundir la obra y hacer crecer su popularidad. Aunque a menudo se representa junto con Pagliacci, de Ruggero Leoncavallo, esta temporada Cavalleria rusticana, de Mascagni recibe toda la atención en el Gran Teatro La Fenice de Venecia.
Mascagni escribió Cavalleria rusticana en 1888 para participar en el concurso de jóvenes compositores organizado por Edoardo Sonzogno. Las tres mejores piezas serían interpretadas sin ningún coste en Roma. Mascagni se asoció con los libretistas Guido Menasci y Giovanni Targioni-Tozzetti, y trabajaron a gran velocidad, ya que contaban solo con dos meses para terminar su obra. El argumento se tomó de la novela homónima de Giovanni Verga. La acción de Cavalleria rusticana transcurre en Sicilia. Después de servir en el ejército, Turiddu está deseando volver con su bella y amada Lola. Sin embargo, le espera una terrible traición: la joven se ha casado entretanto con el rico carretero Alfio. Devastado, Turiddu inicia un romance con Santuzza, pero esta nueva llama no arde con tanta intensidad como la que compartió con Lola. En el pequeño pueblo, ambas parejas se cruzan invariablemente y pronto estallan los conflictos, que desembocan en un trágico final.
El formato en un acto de Cavalleria rusticana favorece el rápido desarrollo de su trama. Mascagni añade a ello una partitura apasionada que encaja perfectamente con la gran carga emocional del argumento. Ya fuera debido a la presión del inminente plazo de entrega o simplemente a la genialidad de su compositor, este acto único, de poco más de una hora de duración, marcaría el comienzo de una nueva era en la historia de la ópera. El Gran Teatro La Fenice de Venecia rinde homenaje a Mascagni y a su mayor innovación.