Messa da Requiem, G. Verdi
Giuseppe Verdi siempre estuvo profundamente involucrado en la vida cultural de su Italia natal, y tenía un gran respeto por muchos de sus célebres y talentosos compatriotas. Cuando el compositor Gioachino Rossini falleció en 1868, Verdi reunió a un comité de compositores italianos para componer un réquiem en honor de su difunto compañero. La Messa per Rossini fue finalmente completada pero nunca interpretada como estaba previsto, lo que engendró una gran frustración en el maestro. Cuando, en 1873, murió el escritor Alessandro Manzoni, de quien Verdi era fan desde siempre, compuso él solo un réquiem completo, en reverencia a su héroe literario. Y así es como nació su Messa da Requiem. Convertida en una pieza de concierto favorita, la Misa de Réquiem impresionará al público del Teatro Costanzi de Roma esta temporada con sus dramáticos matices y sus cautivadores ritmos.
La Messa da Requiem de Verdi fue estrenada el 22 de mayo de 1874 en la Basílica de San Marcos de Milán. Fue una obra revolucionaria para su época: dos de los cuatro solistas eran mujeres y el doble coro incluía voces femeninas. En aquellos tiempos, la Iglesia católica prohibía a las mujeres interpretar música sacra y participar activamente en la liturgia. Quizás por estas razones el Réquiem de Verdi no tuvo un éxito inmediato, sino que su popularidad fue creciendo lenta pero constantemente. Si bien las iglesias no estaban muy a favor de que esta obra se representara en ellas, esta misa, sin embargo, fue favorablemente acogida como una pieza de concierto. Con una duración de aproximadamente 90 minutos y presentando la sensibilidad operística de Verdi, la Messa da Requiem se ganó finalmente su lugar en el repertorio de conciertos clásicos. Hoy en día es considerada tan importante y popular como el Réquiem de Wolfgang Amadeus Mozart.
Musicalmente hablando, esta misa sigue una secuencia tradicional que Verdi impregna de su intensidad dramática y su imaginación musical característicos. El amenazante Dies irae, el aterrador juicio de las trompetas en Tuba mirum y la lección de humildad de Rex tremendae contrastan con la parte implorante y llena de esperanza que es Ingemisco. La obra contiene, por tanto, elementos teatrales que la diferencian de los réquiems puristas. En el momento de su estreno, algunos críticos se escandalizaron mientras que otros acogieron con satisfacción el tratamiento escénico que Verdi dio a esta forma musical. A pesar de los gritos conservadores que provocó, la Messa da Requiem sigue conmoviendo al público y suscitando emociones divinas aún hoy en día.