La bella durmiente, P. I. Chaikovski
Los tres ballets de Chaikovski son todos ellos joyas del género, cada uno por derecho propio. El compositor ruso es ampliamente reconocido por haber elevado la composición para la danza a niveles inigualables. Esta temporada, el público del Teatro dell’Opera di Roma apreciará la musicalidad única del segundo ballet de Chaikovski, La bella durmiente.
Aunque sus obras para el mundo de la danza son universalmente veneradas hoy en día, Chaikovski no estuvo siempre considerado como un virtuoso del ballet. Su primera tentativa, El lago de los cisnes, fue una obra de éxito mitigado en la época de su estreno, y el compositor tardó más de una década en volver a intentarlo en el género. Sin embargo, cuando recibió un encargo para un nuevo ballet, lo aceptó con entusiasmo.
Iván Vsévolozhsky, el director de los Teatros Imperiales, contrató a Chaikovski para que compusiera una música basada en La Belle au bois dormant (La bella durmiente en español), el cuento de hadas clásico de Charles Perrault. La interpretación de Vsévolozhsky incluía elementos extraídos de la versión del cuento que hicieron los hermanos Grimm, así como muchos otros personajes fantásticos, como el Gato con Botas, Cenicienta, el Pájaro Azul y Caperucita roja y el Lobo, entre otros.
Claramente inspirado por los temas de los cuentos de hadas, Chaikovski produjo una partitura juguetona y rica en poco tiempo. Trabajó en estrecha colaboración con el legendario coreógrafo del ballet imperial Marius Petipa, cuyas instrucciones precisas y estrictas exigencias dirigieron los esfuerzos compositivos del maestro. La bella durmiente se estrenó el 15 de enero de 1890 en el Teatro Mariinsky de San Petersburgo, obteniendo críticas sumamente positivas.
La trama sigue fielmente el cuento de hadas clásico y se centra en la lucha del bien contra el mal, entre el Hada de las Lilas y la malvada Carabosse, cuando nace una joven princesa y es víctima de una maldición: el día de su 16º cumpleaños, se pinchará el dedo con un huso y se sumirá en un sueño de 100 años. El Príncipe Encantador romperá el hechizo con un beso de amor verdadero, y la pareja se unirá en un enlace mágico, al que serán invitados muchos otros entrañables personajes.
Suele afirmarse que La bella durmiente es la partitura de ballet más perfecta de Chaikovski, en el sentido de que la música y la danza están en perfecta armonía. El compositor se impuso la contención musical, un importante cambio respecto a las arias dramáticas de El lago de los cisnes, pero creando igualmente melodías imaginativas y memorables. Entre ellas, el vals del Acto I es una pieza atemporal favorita del público y todo un clásico de Chaikovski.
El cuento fantástico y la música evocadora de La bella durmiente inundan con su magia el escenario del Teatro Costanzi, el teatro de ópera de Roma, esta temporada.