Carmen, Ópera de G. Bizet
Cuando Carmen, de Georges Bizet, se estrenó el 3 de marzo de 1875 en la Opéra-Comique de París, impactó y perturbó a gran parte de los asistentes. Los personajes deshonestos, sus acciones sórdidas e inmorales y la violencia gratuita no eran cosas que la alta sociedad francesa pudiera tolerar. Sin embargo, la brillante partitura de Bizet adquirió reconocimiento instantáneo e hizo que esta ópera se convirtiera en una obra permanente del catálogo operístico. La St Mark’s Anglican Church (iglesia anglicana de San Marcos) de Florencia acoge una interpretación minimalista especial de Carmen, con un arreglo para piano solo y siete cantantes que revela una nueva visión de esta obra maestra del compositor francés.
Carmen es una ópera caracterizada por la acción incesante: los personajes entran y salen constantemente, cantan, bailan, se pelean y hacen la fiesta, y sus acciones impulsivas y su sensualidad bruta impulsan la trama a un ritmo acelerado. Bizet pretendía precisamente este efecto cuando contrató a los libretistas Henri Meilhac y Ludovic Halévy para transformar la novela de Prosper Mérimée en el drama musical violento y trágico que hoy conocemos como Carmen. Su argumento gira en torno a Carmen, gitana cautivadora y seductora que no se avergüenza de utilizar su belleza y encanto para salir de los problemas. Engatusa al joven soldado Don José y arruina el compromiso de éste, abandonándole más tarde por su siguiente conquista, el torero Escamillo. A medida que los corazones rotos y los egos lastimados se van amontonando, las duras consecuencias parecen inevitables.
Bizet puso mucha atención en crear una atmósfera musical que encajase con la acción de Carmen. Investigó incansablemente sobre la música folclórica española para producir una partitura tan auténtica que transportara al público a la Sevilla de los años 1820. Sus melodías inmortales, tales como la Habanera de Carmen, L'amour est un oiseau rebelle, tocan el alma y revelan los complejos mundos interiores del personaje. En este arreglo único de la ópera clásica de Bizet en la iglesia de St. Mark’s, podrán disfrutar de las interpretaciones puras minimalistas de las famosas arias y dúos de esta grandiosa ópera. Despojadas de todo adorno, estas piezas son aún más poderosas e impresionantes.