La flauta mágica, Ópera de W. A. Mozart
A partir de 1789, Wolfgang Amadeus Mozart comenzó a desarrollar una relación creativa con Emanuel Schikaneder y su compañía teatral. Así, durante unos años el compositor había estado contribuyendo regularmente con su música a diversos proyectos que obtenían gran aprobación por parte del público. Cuando Schikaneder escribió un libreto similar a un cuento de hadas repleto de humor y simbolismo masónico, fue completamente normal que Mozart asumiera las tareas de composición. Y así fue como nació La flauta mágica. Esta obra se convertiría en una de las más reconocidas y apreciadas de Mozart, además de ser un ejemplo de su manera única de componer y de instrumentar. El estreno tuvo lugar el 30 de septiembre de 1791 en el Theater auf der Wieden de Viena. Desde su primera representación, La flauta mágica conquistó el corazón de los espectadores y dejó a los críticos embelesados. Esta temporada, sus melodías desenfrenadas y sus temas de la libertad y la filosofía de la Ilustración invaden el escenario del Teatro Aurora de Florencia-Scandicci.
La trama fantástica de La flauta mágica presenta al público al príncipe Tamino, que se encuentra metido en una curiosa búsqueda: debe rescatar a la princesa Pamina, la hija de la Reina de la Noche, del mago Sarastro, quien la ha secuestrado. Al ver el retrato de la joven, Tamino se enamora inmediatamente de ella y acepta la misión. Además, consigue un fiel compañero de viaje, el bullicioso cazador de pájaros Papageno, quien anhela encontrar el amor verdadero. A medida que los dos avanzan en su noble búsqueda, descubren que no hay que fiarse siempre de las apariencias, y que tal vez Sarastro no es el malvado sumo sacerdote que describió la Reina.
La rica e inspirada partitura de Mozart encaja perfectamente con el maravilloso mundo de La flauta mágica. Las arias y los conjuntos son alegres y memorables, desde los divertidísimos solos y dúos de Papageno hasta la espectacular aria de coloratura de la Reina de la Noche. Además de las partes vocales, la instrumentación es una de las más extravagantes de Mozart, con flautas y campanas mágicas que representan algunos de los objetos encantados de la trama. En el Teatro Aurora de Firenze-Scandicci, el heroísmo, los hechizos, la sabiduría y el amor se entremezclan en una emocionante ópera.